La meditación es una práctica milenaria que tiene que ver con el enfoque sostenido de la atención y con el encuentro con el silencio interior. Es una invitación a retirarse con uno mismo, a estar presentes y acercarnos a nuestra verdadera naturaleza.
La meditación actúa como una herramienta amplificadora de la conciencia, nos ayuda a retirarnos de nuestra personalidad, nos acerca a ese punto de observación imparcial desde el cual podemos estar presentes sin el velo de nuestros condicionamientos.
Muchas culturas y tradiciones de la antigüedad pertenecientes a la llamada «filosofía perenne» adoptaron la meditación como un vehículo de transformación, y creían que conducía a la trascendencia y a las fases culmines del desarrollo del ser humano.
¿En qué ayuda la meditación a la hora de relacionarnos con los demás?
«Al meditar no nos alejamos de la sociedad, no nos escapamos de ella, sino muy por el contrario, nos preparamos para reinsertarnos adecuadamente en ella.” – Thich Nhat Hanh
Aparte del incremento de lucidez, esta práctica aporta serenidad, reduce los niveles de ansiedad y potencia el sentimiento de empatía hacía los demás. También hace aflorar actitudes valiosas como la aceptación, la apertura, la paciencia y la compasión.
De este modo, al meditar de forma regular, vamos ingresando en niveles de conciencia cada vez más profundos y eso nos permite tener otra percepción de la realidad, de nuestras relaciones personales y adoptar una actitud más centrada. Al mismo tiempo, acceder a las profundidades de nuestro ser tiene un efecto en nuestro inconsciente, ayudando a aflojar mecanismos defensivos y disolver emociones reprimidas que se encontraban contenidas, evitando que se manifiesten a través de reacciones negativas.
“Meditar es regalarse un tiempo fuera del tiempo; abre la puerta a la oportunidad del reencuentro con el sí mismo. Conocerlo todo sin conocer nada. El intento de la personalidad que desea hallar al alma. Interactuar con el amor silencioso que caracteriza a la comprensión profunda, esa que ofrece respuestas sin necesidad de preguntas.” – Lauro Alonso
A Buda le preguntaron: «¿Qué has ganado con la meditación?» El contestó: «Nada! De todas formas dejame decirte lo que he perdido: ira, ansiedad, depresión, inseguridad, miedo a envejecer y a la muerte.»
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